En general las personas comen sin pensar, no hay razonamiento acerca de qué es lo que conviene o no en función de la manera de ser y actuar.
El gusto o el disgusto por uno ú otro alimento, en general está íntimamente relacionado con el condicionamiento familiar, con lo que fuimos acostumbrados a comer o no desde niños y funcionamos, como niños, diciendo: “esto me gusta, esto no me gusta”.
Nos cuesta cortar con las costumbres que adquirimos desde niños, nos cuesta abrirnos a lo nuevo, a diferentes sabores a lo que puede ser beneficioso para uno. En general, estamos condicionados por la historia familiar.
Hay casos de personas que aún a los 40 años comen solo carne, pan, pastas, huevo, nada de frutas, nada de verduras y cuando se les ofrece una milanesa de soja, no la comen, porque no es algo conocido; sucede que la comida a la que había sido acostumbrado desde niño era ésta.
>Cuando la alimentación de una persona es variada e incluye varios tipos de alimentos, su mente se abre, acepta la vida y sus diferentes circunstancias, a los otros, a sí misma. Cuando la alimentación es estrecha y siempre se come lo mismo, hay auto encierro.