¿Asadito con amigos? ¿Pasta del domingo? ¿Milanesa con fritas? ¿Café con tortas? ¿Te con limón y miel? ¿Sopita de fideos en día lluvia? ¿Chocolen invierno? ¿Un postre bien helado en pleno verano?
¿Que te inspiran, lector, estas palabras? Recuerdos, sensaciones, compañías, afectos, vivencias, infancia, emociones, alegrías, momentos atesorados? Pareciera que algunos alimentos tienen un valor emocional que guardamos en la memoria.
Es posible que los elijamos usando esa memoria emocional, que está inconcientemente registrada en alguna parte de nuestra alma y también de nuestras células.
Quiero decir, si el asadito con amigos puede representar confraternidad, camaradería, alegrías compartidas, igual el chocolate con churros o el café con tortas……para evocar presencias queridas, tal vez inconcientemente los asociemos.
Muchas veces, comemos sin conciencia, las elecciones son “automáticas”, “rutinarias”, y otras veces el alimento represente necesidades, carencias afectivas, conflictos que no se manifiestan y generan tensión emocional.
El cuerpo es una maravillosa creación de ingeniería, con capacidad para responder noblemente a todos los estímulos (tanto saludables como no saludables). Solo es preciso estar atento, escuchar los mensajes y comer con conciencia.
A veces es preciso un malestar, una enfermedad para despertar, para tomar conciencia y revisar los hábitos alimenticios, recordemos que en griego, “Dieta” significa “forma de vida”.
Estar atento y no viviendo en “Piloto Automático” (es decir en forma inconciente, mecánicamente), cuestionar el porque de cada elección. Es un ejercicio que requiere mucha voluntad.
Al encontrar respuestas, es posible darse cuenta de los vacíos o heridas que están sin cicatrizar, necesidades insatisfechas que tal vez se estén llenando con comida. Verlo es el primer paso para transformarlo, tomar contacto con lo no deseado, verlo para poder trascenderlo, cambiarlo.
Si somos concientes que como seres vivos estamos cambiando a cada instante, que nuestras células se renuevan continuamente, que nada es estático podemos replantearnos:
¿Con que me estoy alimentando?
¿Es este alimento lo que necesito ahora?
¿Con que ideas, pensamientos, creencias, prejuicios, costumbres me nutro?
¿Por qué como lo que como?
¿Cuándo necesito tal o cual alimento?
¿Me hace bien?
¿Como por hambre o por otras emociones: tristeza, angustia, ansiedad?
¿Deseo cambiar de hábitos?
Alguna Esencias Florales que pueden ayudar son:
Centaury, aporta fuerza de voluntad y autocontrol con respecto a la comida.
Walnut, facilcita el cambio de hábitos, fortalece propias decisiones y nos hace menos influenciable a opiniones ajenas.
Agrimony, para bajar la ansiedad, facilita la toma de conciencia, nos permite ser auténticos, honestos con nosotros mismos
Heather, cuando se come por ansiedad, y todo no se encuentra saciedad.
Gentian, para la sensacion de fracaso, frustracion, amargura.
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