viernes, 14 de mayo de 2010

Equilibrio químico - orgánico - funcional

Cuando la química del organismo está desequilibrada, los órganos también funcionan desequilibradamente, el hígado, el intestino, el riñón, el corazón, bazo, páncreas, etc.

Los órganos se desequilibran producto del estrés, del exceso de alimentación, del exceso de grasas, harinas, azúcares, cafeína. Se desequilibran también por la baja del sistema inmunológico.

Si bien existen aspectos psicológicos que hacen buscar determinado tipo de alimentos, el desequilibrio químico se produce a partir de la elección de ciertos alimentos o bebidas.

La necesidad de dulces puede tener su origen en la sobrecarga del hígado, estómago, bazo y páncreas, que a partir de este tipo de alimentos se sienten aliviados. El hígado cuando se encuentra sobrecargado también pide harinas.

Cuando el intestino está flojo y expandido, el cuerpo pide alimentos sin fibras como harinas blancas, carnes, quesos, la sensación es de baja energía, entonces la necesidad es de algo que de potencia.

Cuando el intestino está contraído y hay constipación, el cuerpo pide fibras, verduras, frutas y a veces hay hasta voracidad en la comida, porque parece que naturalmente habría que cargar más para luego generar una descarga mayor, es decir cuanto más consti
pado se está, más se come.

Cuando hay una sensación de debilidad de falta de energía, se busca el mate, el café, la carne, los quesos. Cuando hay una sensación de tensión, se busca el alcohol, el azúcar. Muchos de estos alimentos actúan como latigazos, en el momento dan mayor energía, pero luego, viene la sensación nuevamente de cansancio o desenergización y se busca nuevamente el café o el pan, o la cosa dulce para levantar la energía nuevamente.

La carne actúa de la misma manera, en el momento da la sensación de fuerza, pero luego el organismo va acumulando toxinas y se necesita cada vez más carne para continuar teniendo energía.

En el consumo de alimentos diet y Light, que las personas los consumen para supuestamente bajar de peso, hay algo perverso, ya que sobrecargan la función hepática con lo que luego la necesidad de ingerir harinas y carbohidratos es aún mayor.

Autores: Liliana Racauchi - José Bidart.
Extracto de: Aprendiendo a cuidar el Cuerpo Mente | Nº 58 | “Una Comida Para El Equilibrio Emocional” | Abr. 2006